JESÚS, LA SERIE


JESÚS, LA SERIE
apuntes para nosotros, los católicos.

Se ha hecho costumbre desahogar el disgusto y la frustración en las redes sociales. Las reacciones emotivas no dan espacio a la reflexión y a la mesura, sin importar el tema del que se hable.

Específicamente sobre el tema que titula estas líneas, católicos indignados llaman al boicot a los medios y a exigirles respeto a nosotros y a nuestra doctrina.
Pienso que el católico del siglo XXI, igual que el del siglo I, debe ser valiente y prudente a la vez, como nos enseñó nuestro Divino Maestro: astutos como serpientes y mansos como palomas (Mt. 10, 16). Si nuestra Fe es la guía, nuestra razón debe ser el instrumento.

¡Qué bueno que las pantallas de tv no solo nos muestren violencia, sarcasmo, exhibicionismo, irrespeto, desorden moral! ¡Qué bueno que hayan apostado a presentar programas inspirados en valores positivos y en la fe! ¡Qué bueno que, en nuestro caso, los panameños también podamos optar por entretenernos con programas edificantes!

Dicho esto, los ciudadanos (sin distingos religiosos) debemos tener la educación y la cultura suficientes para valorar en su justa medida lo que miramos y decidir qué no miramos o con qué nos quedamos de un programa y qué desechamos.

Las empresas de televisión son eso: EMPRESAS. Y en una sociedad de libre empresa, tienen el derecho de programar libremente, atendiendo (eso sí) las regulaciones establecidas. ¡Allí es donde debemos levantar nuestra voz! Porque lo que nos toca como ciudadanos es exigir legislaciones, no censurar medios.

Por otra parte, la serie JESÚS no es hecha por católicos, evidentemente. Eso no la descalifica como obra. Los católicos podemos, a partir de ese programa, orientar a nuestra comunidad, explicando las coincidencias y las diferencias que existen entre los cristianos no católicos y nosotros, que también (y primero que todo) somos cristianos. Además, aclarar a los menos formados que esta es una obra INSPIRADA en el Evangelio, más no apegada a él. Por eso, en su contenido no solo aparecen diferencias con nuestra doctrina, sino que también han aparecido gran cantidad de escenas nacidas de la inspiración de sus escritores o, quizás, de textos apócrifos, pero nada sustentado en la enseñanza cristiana en general o católica en particular. Ese hecho la convierte en una gran oportunidad para ilustrar a nuestros hermanos y una buena motivación para usar la Biblia e Internet y buscar formación e información correcta sobre estos temas.

Cultivemos nuestro conocimiento y, sobre todo, nuestra Caridad. Seamos portadores de buenas noticias, de paz, de encuentro, de respeto. En una palabra, del AMOR que Cristo nos ha enseñado, dando su vida por nosotros, que no lo merecemos.