POR QUÉ ESTOY APOYANDO “OTRO CAMINO, PANAMÁ”

Un ciudadano joven, que tiene años promoviendo el juego limpio y la participación ciudadana, ha tomado la decisión quijotesca de proponerse como candidato independiente a la Presidencia de la República. Sin trayectoria política (“debería lanzarse primero a Alcalde o Diputado para darse a conocer”, “nadie lo conoce”, dijeron); sin dinero (“estrategia de pobre”, “lo financian los Tal y Cual”, dijeron); sin partido político (“es un PRD disfrazado”, “viene a restar votos”, “cómo va a gobernar”, “no tiene estructura”, dijeron) y ahora, ¡SIN PROGRAMA! (audio off: música de terror-Psycho; video: emoticón de terror).



Ricardo Lombana ha dicho claramente que es católico, que ama a su familia y que quisiera que todos tuvieran una familia como la suya, como la familia de donde procede, porque es la familia en la que cree. Pero ha dejado claro también que un gobernante de un país no puede posicionarse en una religión porque debe gobernar para todos los panameños y que debe mantenerse y profundizarse la separación entre Iglesia y Estado.



La Democracia que iniciaron los liberales burgueses en la Francia del XVIII y cuyo modelo hemos heredado y defendido (con sus avances, por supuesto) desde Bolívar hasta hoy, planteó esa premisa como una necesidad democrática. La Iglesia lo ha entendido claramente: una cosa es el Estado y otra la Iglesia; una la política y otra la Fe. Iglesia y Fe deben iluminar la Política y la administración del Estado como lo hace con todas las actividades humanas, pero su jerarquía y sus consagrados no deben intervenir (recordemos a San Juan Pablo II amonestando al P. Cardenal en Nicaragua por ser Ministro de Gobierno) ni tampoco puede imponernos a los laicos una posición política. Y la Iglesia recibe aportes del Estado bajo el concepto de subsidiariedad, ya que contribuye enormemente a la atención de necesidades sociales y espirituales que el Estado no siempre atiende completamente. No se trata, pues, de ruptura, sino de distinguir y mantener cada cosa en su lugar, con respeto y armonía.


Por otra parte, un candidato católico practicante tiene que gobernar como una persona integral, es decir, desde todos sus valores: Morales, Éticos, Cívicos, Democráticos. Estamos despidiendo un gobierno que, más que un bien, le ha hecho daño a nuestra Iglesia al levantar desde la campaña su bandera de católico. No solo no cumplió sus promesas fundamentales, sino que deja en la población el mal sabor de la ineptitud y hasta de la complicidad. Incluso, deja muchas dudas sobre la prematura y acelerada relación con China Popular, que ya deja una cantidad de proyectos y obras estatales en manos de los recién estrenados socios.


Lo que también se ha atrevido a decir Lombana es que los temas candentes de la sociedad panameña deben ser discutidos y decididos en sociedad. En lugar de correr a las calles a detener proyectos inconsultos, los panameños debemos sentarnos abiertamente y ante los ojos de toda la comunidad a discutir y decidir la reforma educativa que necesitamos, incluyendo el modelo de educación sexual que se necesita en nuestros colegios oficiales y particulares; el modo como el Estado debe reconocer los derechos económicos y sociales de quienes han convivido por años como pareja del mismo sexo para acabar con los abusos e injusticias que se cometen en ese campo. Y en esa mesa de diálogo, los cristianos y demás creyentes que estemos de acuerdo, sustentaremos por qué no podemos hablar de “matrimonio” en esos casos y defenderemos un modelo de educación sexual desde principios básicos generales y hasta exigiremos que esa formación inicie con los padres, para que asuman su responsabilidad en la formación de sus hijos, como lo ha venido exhortando la Iglesia Católica.


Finalmente, las redes sociales de Ricardo Lombana y el movimiento Otro Camino Panamá están llenas de entrevistas, fb live y videos en los que el candidato ha presentado sus distintas propuestas y ha respondido las preguntas de todos los que han participado. El que no conoce sus COMPROMISOS CON LOS VOTANTES Y LA CIUDADANÍA es porque no ha seguido sus intervenciones en radio, tv e internet. Y todo se basa en 3 pilares fundamentales:
  1. CONSTITUYENTE: para dotarnos de instituciones sanas, transformadas y mecanismos de transparencia y verdadero contrapeso democrático.
  2. GOBIERNO EFICIENTE: detener el despilfarro de recursos, sanear la planilla estatal, eliminar privilegios, reducir salarios de altos funcionarios, eliminar planillas injustificadas (080 y demás), todo empezando desde arriba. Además, automatización de procesos y profundizar la profesionalización de los funcionarios. Eso arrojará recursos para atender, ante todo, las necesidades básicas de la población más alejada del desarrollo, especialmente la necesidad de agua potable.
  3. EDUCACIÓN: el gran nivelador sociocultural necesita inversión adecuada de recursos y transformación del sistema para elevar las posibilidades de un desarrollo más equitativo y de generar una cultura de emprendimiento y de responsabilidad ambiental.

Ricardo Lombana ha propuesto OTRO CAMINO, PANAMÁ, pero los de siempre quieren confundirnos para que nosotros elijamos lo mismo de siempre. ¿Vas a permitir que te confundan? Si Panamá no empieza a transitar ahora por un camino que amplíe y profundice la Democracia, estaremos cada vez más cerca de vivir la tragedia de algunos de nuestros vecinos.

Hoy tienes una oportunidad de ser parte de la Historia. Te invito a cambiar de lentes, a ampliar las perspectivas y atreverte a transitar esta nueva ruta. Lo peor que podría pasar es que volvamos a encontrarnos en las calles. Y, a fin de cuentas, ese es nuestro deber, cada vez que sea necesario.

*Las fotografías fueron tomadas por mí con mi teléfono celular durante distintas actividades.