SOBRE LA CUESTIONADA GALA DE LOS 100 AÑOS

No pretendo aquí ser defensor oficioso de la Autoridad del Canal ni de ninguna institución, persona o personaje. Solo quiero compartir mi sentir y mi pensar sobre todo lo que se ha vertido en los distintos medios sobre la Gala de los 100 Años del Canal de Panamá.

Siento vergüenza, tristeza y enfado al leer tantos insultos, afirmaciones erradas; expresiones que reflejan tristes sentimientos e ideas desgastadas y hasta quejas tipo "a mí no me invitaron". Vivimos en una era en la que la mal entendida "libertad de expresión" y los medios tecnológicos han permitido que cualquier persona escriba o diga, de cualquier manera (incluyendo el lenguaje soez), lo que se le ocurra, lo que salga de sus vísceras, sin utilizar el más básico filtro moral o intelectual, sin más objetivo que espetar a los demás lo que su pasión le inspira.

Fui parte de una PRODUCCIÓN PARA TELEVISIÓN, es decir, un trabajo cuyo objetivo era llevar a la pantalla, al hogar de cada televidente, desde Chiriquí hasta Darién, y a través de internet a las pantallas de todo el planeta, un espectáculo de gran calidad artística. Un espectáculo diseñado para ser apreciado cabalmente en la pantalla.

¿Se habría podido hacer otra cosa? Sí, es cierto. Ese podría ser un buen tema de debate. Pero lo que aquí resalto es que ESE proyecto no estaba diseñado para realizarse al aire libre. Por otra parte, si se hubiese realizado al aire libre no habrían podido verlo más que los miles de personas que hubieran asistido y no todos lo habrían podido apreciar como sí pudo quien lo vio por televisión. De hecho, así fue para los asistentes al Centro Figali. Aparte de eso, el riesgo de aguacero, tomando en cuenta que estamos en plena estación lluviosa, habría podido dar al traste con todo el montaje de equipos de audio, vídeo y luces sumamente costosos, aparte de la molestia a los asistentes.

¡Fiesta exclusiva para rabiblancos! 350 empleados de la Autoridad del Canal acompañados por sus parejas o algún familiar; descendientes de trabajadores asiáticos, afrodescendientes y de otras latitudes que dieron su vida al Canal, además de periodistas, profesionales y los artistas que estuvimos en escena, algunos acompañados de nuestras esposas... esas personas conformábamos las 3/4 partes de los invitados, aparte ¡por supuesto! de las autoridades nacionales, diplomáticos, invitados de honor, etc. ¡Ah! Y los "extranjeros", miembros de la Junta Asesora del Canal de Panamá. Eso fue lo que hubo, en lugar de una cena de gala cerrada para los altos directivos y personalidades, como sería perfectamente lógico en el mundo en que vivimos.

Es cierto que hubo errores de protocolo y de relaciones públicas (invitaciones que debieron hacerse y no se hicieron) que exigen que se tomen medidas drásticas. Es cierto que no hubo la adecuada divulgación y promoción, que el evento en sí se manejó como suelen manejarse las cosas en este país, con ese "farandulerismo wanabe" que nos caracteriza, sobre todo en los medios. Podemos discutir sobre el estilo del espectáculo, señalar elementos que nos hicieron falta u otros que pudieron presentarse de otro modo. Pero nadie puede negar que se presentó una PRODUCCIÓN DE TELEVISIÓN de altísimo nivel artístico y técnico. Además, la ACP ha realizado durante lo que va del año, y tiene preparado para el resto, una serie de eventos abiertos a la participación masiva. ¿A cuántos hemos ido?

En un mundo donde los que piden tolerancia y respeto agreden a los demás, queriendo imponer sus puntos de vista, yo levanto mi voz pidiendo que realmente aprendamos a debatir con altura, a expresarnos respetuosamente, a ejercer ciudadanía, a construir la paz.