Este comentario fue escrito originalmente por el Diácono Aníbal de Jesús Ortega, pero le he añadido algunas líneas, desde mi reflexión personal.
En el pasaje evangélico de la Liturgia de hoy, miércoles 19-11-'14 (San Lucas, 19, 11-28), Jesús nos trae palabras muy duras para que entendamos que, si realmente nos preocupa la llegada del Reino de Dios, debemos ocuparnos de lo que hagamos hoy, porque es aquí donde empezamos a construirlo (Lc. 17, 21). De eso dependerá nuestro juicio final.
Dios nos ha regalado muchos bienes y capacidades que debemos hacer producir para llevar adelante la misión que nos toca realizar en este mundo para construir su Reino. No podemos por miedo, pereza o egoísmo, dejar de cumplirla. Por el contrario hay que dar buenos frutos.
Por otra parte, el que, conociendo a Cristo, decida rechazarle como Rey de su vida y amenace a quienes lo acepten, no verá el rostro de Dios.
La vida es para vivirla, los bienes para compartirlos y los talentos para darlos al mundo. Acepta a Cristo como el Rey de tu vida. Alábalo como nos dice hoy el Salmo 150, y no te escondas; transmite la alegría de vivir el Evangelio del Amor, que es Jesucristo.
¡Bendiciones!